Dadnos el don de LA SENCILLEZ para moderar nuestras pretensiones y concentrarnos en reconocer dificultades y barreras. Y, a partir de ahí, usar ese conocimiento como palanca de lo posible. Dadnos el don de LA ENERGÍA justamente para aceptar que necesitamos tiempo para descansar, repararnos, dormir y seguir soñando. Y, desde esa calma, llevar nuestro potencial al mundo. Dadnos el don de LA EMPATÍA para activar nuestras capacidades de resonancia, compasión y afecto. Y, desde esa conexión entre personas, alimentar esperanzas que hagan posible lo necesario. SÓLO SON ALGUNOS DONES PARA ESTAR CONTENTOS.